martes, 31 de marzo de 2009

Diario

*

Es irónico. Pero el amor termina anulando siempre nuestras escasas luces frente a eso que en otros, parece a veces tan lamentable y ridículo. Creer que ya éramos un poco inmunes al sentimentalismo, refractarios al efecto de una mirada, una palabra suavemente dicha por los labios de una muchacha, es evidentemente, un error imperdonable a cierta altura de la vida. El golpe en la cabeza al despertarnos, la sensación vergonzosa, como la del ebrio que vuelve en sí en la desnudez deplorable de la mañana siguiente, hacen más triste, más patética la situación. Pero bueno, decimos al paso de las horas, después de todo esto es un signo de vitalidad aún, el más bello todavía: Porque es legítimo equivocarse ante el amor, otra vez, mil veces más, como de costumbre...La soledad en cambio, la realidad rugosa, la fría lógica del mundo sin ilusión, no admiten ninguna.

1 comentario:

  1. Pedro Arturo, el amor es la mejor manera de hacer el ridículo. No hay que lamentarse por ello. Y como dices, equivocarse millones de veces ante él es lo más grande. ¿Quién no se equivoca en esto? Los que aciertan siempre hasta pierden las ganas, se les vuelve rutina. ¿Y se puede saber cuál fue esta última?...Ja,ja. No te preocupes.

    ResponderEliminar