sábado, 31 de octubre de 2009

Poema

*


TRÁNSITO DEL SONÁMBULO

1

Es de nuevo la noche que rebrilla estrellas viejas. Cruzo los predios desiertos de sus dominios mientras cae algo definitivamente sombra abajo de mí, tal vez lo poco que aún sustentaba una forma, un modo de estar en el mundo.

Vuelvo después al día, la rutina que restablece límites, el familiar cotilleo de cosas que son la medida de mi propio vacío. Un nombre, la cómoda sumisión a los espejos, los ojos que me reconocen o creen reconocerme.

2

El tiempo que al fin no es más que una bomba pasando de mano en mano. Y ningún lugar cierto para salvarse. Pero entonces, la callada certeza del olvido, el último y verdadero lugar.

Animales de costumbre, qué otra cosa sino ese lento y persistente roer, lamer, mascar, deglutir el mundo a pedacitos. Echarse a la sombra de las palabras mismas, confiados, esperando que ellas nos confirmen, nos salven al fin.

3

Hasta agotar la cuota de espanto correspondiente y morirse tranquilo, libre de coerciones y esperanza. Hasta ser por fin el que viene de regreso de todos los miedos, el que sabe con qué cuenta, con quién vive verdadero dentro de sí.

Un territorio limpio de huellas y muros. El viento desparramando las páginas de la pequeña historia de tu vida.

4

Un día un mundo, una sola y definitiva experiencia. Ser afuera de toda memoria. Reír en mitad de la extrañeza. No querer, no poder entender, no saber nada de la vida. Abandonarse a la fuerza de la oscuridad o de la luz que también es abismo.

5

Sólo la mano que toma el borde de una puerta, el ojo que recibe directa la luz, la boca que devora la fruta, la piel que se anuda a otra bajo la noche, el cuerpo que reposa lejos del día allá afuera.

Pudiera ser esto. El gesto perdurable. La eternidad.

6

Pero es el cansancio lo real. Volver a acunar toda la baba bajo la lengua. No hay más que el siguiente paso, el siguiente latido, el siguiente respirar.

7

Y ser apenas una arena más en la playa. Fragmento infinitesimal. Un punto en el espacio. Ir luego. Ir al borde mismo. Asomarse allí. Arrojarse como quien se abraza en sueños.

8

Pues al fin, la vida es lo que no se ve más allá del borde mismo del yo. El que se arroja es el que empieza realmente a vivir.

En tanto, la mayoría nos quedamos temblando y aferrados al borde, lo único sólido en apariencia. Lo único.

9

Temblor y misterio, sí, espanto de ser sin saber por qué, para qué. Y deleite, delirio, demencia febril de hallarnos expuestos al aire, al sol, al goce, al embate de los elementos y…la muerte, posibilidad también terrible y seductora al final.

10

Como un regreso. Quedarse con la ceniza de la carne, con el calor del amor en los huesos, con el eco interior de las palabras que no nos traicionaron. Quedarse con el espasmo, la punzada, la náusea. O despojarse incluso de eso. Merecer y aceptar la fortuna de renunciar a toda fortuna. A todo. Hasta el propio deseo de no tener nada.

11

Es de nuevo la noche que rebrilla estrellas viejas. Abandono los dominios de mi propio silencio mientras algo salta definitivamente luz arriba de mí, tal vez lo poco que aún se repliega, lo poco que todavía se resiste al vacío.

12

Vuelvo al día, la costumbre restablece sus leyes. La voz, el murmullo ajeno de los otros recobra en mí (lo que se repliega en mí), el curso natural de cuanto pienso o creo pensar y ser: un nombre, la cómoda sumisión a los espejos, los ojos que me reconocen o fingen reconocerme.

***
(Poemas de Otra/parte, 2004)

4 comentarios:

  1. Pedro Arturo: Soy un antiguo alumno tuyo de los talleres que hacías en Bello. No sé si te acuerdas. He encontrado tu blog y me parece interesante. Veo que continúas haciendo una buena labor en la difusión de poesía y reflexionando sobre ella. Felicitaciones. Un abrazo desde Estocolmo.

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  2. Leo el poema y, en realidad, parece que el poema me leyera a mi. Sensación extraña, como cuando el viento sopla desde adentro de uno mismo y uno mira a todos lados, pero lo único que existe es ese cuerpo de latidos y respiración, al otro lado del susto.

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  3. Perfectamente entendible para los "fantasmas" que deambulamos por esto que solemos llamar vida.
    Emocionante, perfecto, hermoso!

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  4. Gracias Daniel, Nirám, Danik. Me acompañan muchísimo sus palabras. Abrazos.

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