sábado, 16 de octubre de 2010

Confesión / Minicuento



Primero había sido aquella señora atravesándose en la calle, tan parecida a su mamá. No fue del todo culpa suya; no tuvo intención y sucedió muy rápido, dijo. Pasó noches enteras desvelado, viéndola gritar mientras agonizaba sobre la acera. Lo peor fue que su enemigo siguió vivo. Otro día, o mejor, otra noche, fue un policía joven al que le dio por echarle el ojo y perseguirlo por las calles del barrio. Ya no fue equivocación. Tuvo que hacerlo. La primera vez duele mucho, dijo. La segunda ya no tanto. Así pasó muy pronto con el conductor de un taxi, un hombre de edad que se negó a entregarle el producido del día. Pero volvió a dolerle, reconoció, porque también le recordó a su papá, sobre todo cuando alcanzó a regañarlo, en medio de los estertores, con ese, -Oiga, mijo, esto sí está muy mal hecho-. Escuchó por meses ese regaño, y todavía lo escucho, dijo. Pero no pudo dejar de hacerlo una y otra vez a lo largo de tres, cuatro, cinco años más…y todavía lo hago, dijo. Ya no recordaba muchos detalles. Las caras se le juntaban a veces sobre la pared de la pieza donde trataba de dormir, entre el humo de los cigarrillos que permanentemente encendía como para calmarse. Las voces, los gritos, los oscuros lamentos igual, como desde el otro lado, o debajo del colchón, ahogadas, subterráneas. Sin embargo, ahora que me amaba, dijo, todo podía empezar a cambiar. Debía creerle. Por eso me lo contaba. Por eso incluso lloraba, un poco sí, pero lloraba algo cuando nunca antes lo había hecho ni en los más duros momentos. Parecía sincero, parecía. Acariciándole un poco la cabeza, le pregunté: Bueno y ¿nunca te han atrapado? ¿No sientes vergüenza de estar libre? Fue entonces cuando retiró mi mano de su frente, se limpió los ojos, y sacando el revólver exclamó decidido: Vergüenza de estar libre no. Vergüenza de estar vivo. Y disparó.

(2008)

(De, Des/historias)

9 comentarios:

  1. Vaya confesión!... Remordimientos ome, así son!!

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  2. No pudo dejar de hacerlo una vez más...
    Me encanta cómo escribes Pedro.
    Un abrazo.
    Begoña

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  3. Ya lo arreglé, gracias amigos. Había un error en la primera versión. Abrazos.

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  4. ¡Hola! un cuento duro, como la realidad que a veces intentamos no ver.
    "árbol que nace torcido, nunca su rama endereza”
    Saludos cordiales

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  5. Es excelente maestro.El final magistral, abre la duda y hace pensar al lector ¿Le disparó? ¿Se disparó? Aplauso y ¡un abrazo!

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Alondra, gracias por posar tu vuelo un momento en este balcón. Un saludo afectuoso.

    *

    Danik, como de costumbre, me dejas vibrando el corazón con tus palabras.Gracias y mi abrazo cariñoso siempre.

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  8. ¡EXCELENTE! ¡EXCELENTE! ¡EXCELENTE!
    Telicitaciones
    Un abrazo

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  9. Jalar, amigo, muchas gracias por esa explícita manifestación...También abrazo.

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