domingo, 12 de diciembre de 2010

José Lezama Lima / Fragmento de ensayo



LA CANTIDAD HECHIZADA

(…)

El solo afán de intentar llevar a un libro lo inaudible, lo invisible, de que lo increado creador adquiera un sentido, nos dice que ese combate con el dragón tiene que estar más allá de las columnas, que será en una era imaginaria, que se aposentará en la sobrenaturaleza. Así como en alguna leyenda medioeval se afirma que el demonio gusta de dormir a la sombra del campanario, lo increado creador gusta de hacer el día en la biblioteca, porque la biblioteca ha comenzado por ser un inaudible, un invisible y así la naturaleza volverá a encontrarse en la sobrenaturaleza.

Hemos perdido también el sentido vivencial de algo tan decisivo para el hombre como la hoguera, la copa de agua, el espejo o la espada, como es el alfabeto, resguardo para que las caravanas no se pierdan en el desierto. Con el recuerdo de la casa, el río, las plantaciones, el toro, en el alfabeto encontramos las cinco letras aportadas por la poesía. Son signos no descifrables, no deben ser signos de reminiscencias de figuras, como símbolos de la pervivencia del secreto reto atesorado en un alfabeto. Es la ofrenda de la poesía, cinco letras desconocidas, errante análogo de lo estelar con lo telúrico, de la nube entrando en el espejo. Eran las letras que están en el fondo y saltan como peces cuando bebemos agua en el cuenco de la mano.

***

(Obras completas. Ensayos / Cuentos. Tomo II. Madrid. aguilar editor. 1977. Pág. 1224 - Envío de Óscar González)

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