viernes, 11 de marzo de 2011

Memoria de un poeta / Ricardo León Peña Villa



CONTRA/ ELEGÍA


“¡Vendrán otros horribles trabajadores; comenzarán por los horizontes donde aquél se ha desplomado!»
(Rimbaud)


Ah, Ricardo León, peregrino del día y ahora peregrino
de la noche sin tiempo, emigrante del vasto territorio del sueño,
hondero de palabras ardientes como piedras sacadas del infierno
con las que te batiste en combate ante el mundo y su “fértil miseria”.
No te olvide ninguno en el salvaje estrépito de tu risa y tus pasos,
ni te borre la muerte en la que sigues vivo sujetando las sombras
como un gardel que vuelve y retoma en nosotros su rostro sin sudario.
No te ahogue el silencio con que anuda tu lengua el sol de los ausentes.
No te destruya nadie en la verdad que dejas clavada como un garfio
sobre nuestra memoria, ni rompan tus poemas como rojos paraguas,
blancos, verdes, azules abiertos en el viento
oxidado, infecundo de estos años terribles.
No te marchite el polvo, ni el rayo, ni el abismo
que concitan sus duras asechanzas en torno del corazón desnudo
de tus pobres amigos. No te lloren en vano
los perros de la calle, ni los niños que hieren con su dolor el aire
ligero de tu verde país entre montañas,
de tu ciudad que duele como herida incurable.
No devoren tus libros las ratas del olvido, no te detengas nunca
compañero en el viaje sagrado hacia los mundos que de niño soñaste.
Atrás queda la sangre, atrás queda la lágrima,
atrás queda la muerte vacía sin tu sombra,
porque en la poesía ella no tiene entrada.
Atrás queda la página entre las manos viva
lejanía que se abre donde tú la dejaste.


***

1 comentario:

  1. Hasta siempre, poeta libertario, rebelde, vital, generoso, solidario. Hasta siempre,amigo. Tu fuerte palabra se queda entre nosotros.

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