martes, 1 de marzo de 2011

Sobre el pensamiento complejo / Edgar Morin




Mientras el pensamiento simplificador desintegra la complejidad, el pensamiento complejo integra todos los elementos que puedan aportar orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionalizantes que pueden producir una simplificación abusiva.
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El pensamiento complejo no aspira a la "completud", sabe de antemano que el conocimiento completo es imposible. No hay omniciencia u omniconciencia. Cabe en el pensamiento complejo el principio de incertidumbre.
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Intenta conocer los vínculos entre las cosas, distinguir sin aislar. Busca mantenerse entre la tensión de un saber no segmentarizado, no disgregado, no reduccionista, y la constatación de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.
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La conciencia de la complejidad nos lleva a comprender que no podremos escapar jamás de la incertidumbre y que jamás tendremos un saber total: "La totalidad es la no verdad".
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Tampoco hay que confundir complejidad con complicación. La complicación es el entrelazamiento extremo de inter-retraacciones; no es antinómica respecto a la complejidad.
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En el pensamiento complejo se plantea la heterogeneidad, la interacción, el azar; todo objeto de conocimiento, cualquiera que el sea, no se puede estudiar en sí mismo, sino en relación con su entorno; precísamente por esto, toda realidad es sistema, por estar en relación con su entorno.
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El pensamiento simplificador separa, reduce, clasifica, compartimenta; el pensamiento complejo une conceptos que se rechazan entre sí, separa y enlaza al mismo tiempo. No se trata de rechazar lo simple, se trata de verlo articulado con otros elementos; es cuestión de distinguir e integrar todas las diferencias en un sistema abierto y dinámico más rico.
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El pensamiento complejo es incluyente,interdisciplinario, dialógico, abierto a la heterogeneidad. No dogmatiza. Aborda la diversidad con criterio de unidad. Es un pensamiento analógico.

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Edgar Morin.- Paris, 1921. En su juventud militó en el partido comunista y participó en la resistencia francesa contra los nazis. Esencialmente ha sido reconocido por sus ensayos en torno al Pesamiento complejo y es permanentemente invitado como conferenciante en las más destacadas universidades y sedes de investigación filosófica del mundo. Entre sus obras se destacan: El espíritu de la época (1962); Introducción a una política del hombre (1965); La Comuna en Francia: la metamorfosis de Plodémet (1967); El rumor de Orleans (1970); Diario de California (1971); El método (1977); Para salir del siglo XX (1996); Amour, poésie, sagesse (1998). Galardonado con el premio Médicis de comunicación en 1992 y la Legión de Honor y el premio Internacional de Cataluña en 1994.

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