miércoles, 15 de abril de 2009

Sueños / Fragmentos / Juan David Estrada

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El sueño puede ser un sitio de la mente donde logramos ser escenario y actor, espectador y hasta amotinado público.
(Juan Manuel Roca)

El sueño nos salva, algunas veces, por lo menos del cansancio, de la monotonía mortal que la propia vida puede regalarnos. Sin embargo, también, en más de una ocasión, es capaz de perdernos, conducirnos al centro del horror, abrir en nuestro ser imprevisibles fisuras, hacer que tras el aparente orden lógico del mundo se insinúe la tragicomedia, el absurdo, el caos, el trastrueque íntimo y profundo de todas las cosas. Pero la realidad se empecina en mantenerse sobre su pedestal aunque presente cada vez mayores signos de debilidad, agrietamientos evidentes por cada costado.
¿Y hay algo más peligroso que soñar? Claro que sí: escribir los sueños. Por la sencilla razón de que quien escribe, sueña también con los ojos abiertos y soñar lo soñado debe desencadenar incluso vértigos sin fin y sin retorno para el escribiente y soñante. Precisamente por ello la literatura, la poesía, el arte en todas sus manifestaciones dan cuenta siempre de esa experiencia vertiginosa, abismal, voraz que en palabras, en imágenes, en sonidos, en formas, colores o historias fantásticas revelan, entonces, nuevas y sorprendentes facetas de lo real.


(Fragmento del prólogo al libro de Juan David)

Marzo/2006

En la calle, afuera de mi casa, el mar sube en inmensas olas desde muy abajo.
Estamos mi familia, María y yo nadando y disfrutando del mar transparente y del sube y baja del agua. Pero conmigo está también Alejandra, quien se muestra algo insinuante. Me abraza y me hace indirectas. Acerca mi cara a sus pechos. Maria no se da cuenta de eso. Luego aparece por la misma cuadra, ya sin agua,una cebra loma arriba y luego, Fernando vestido de cebra.

Abril

Le dicto letra por letra, el sueño anterior, a un peluquero. Él lo copia en una pared negra, con pintura blanca.
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Una presencia sobrenatural me impide abrir la puerta del baño donde deseo entrar con urgencia.
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Huyo aterrado de mi abuelo que me persigue con una navaja
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Mi abuela muerta está de regreso. Camina por la casa tan normal como cualquier día. Todos en casa actúan como siempre. Sólo yo sé lo que ha ocurrido.
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Estoy huyendo por un barrio donde todas las casas conectan unas con otras. Son casas toscas, en obra negra. Abro una puerta y me encuentro dentro del patio de otra casa. Subo terrazas, corro por escaleras, recorro habitaciones, pasillos, abro y abro puertas y no logro salir de ese gran laberinto de adobe. Me siento desesperado, ahogado. Solo después de mucho rato encuentro a unas personas que me dan la ruta de escape.
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Un tiroteo en una iglesia. Recibo un disparo. Me veo morir como si estuviera metido en un video juego. Inclusive, el letrero de “GAME OVER” aparece ante mis ojos.

Mayo

Entro en un café-internet que está colmado de gente. Ha ocurrido un homicidio. La policía está indagando y tomando huellas a todo el que sale. Una mujer sale expulsada con una avalancha de nieve junto con una cabra, producto de la búsqueda en la internet.
La propietaria del lugar es una cantante famosa. Ella me confía las llaves del lugar mientras va a almorzar.
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Ensayando con mis compañeros de música en un enorme bus lleno de gente. El bus tiene un patio trasero con balcón.
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Veo cómo María se suicida subiéndose a un automóvil para luego estrellarse contra un camión. Tomo el automóvil convertido ya en un carrito de juguete que cabe entre mis manos, con la esperanza de hallarla con vida.

Junio

En un velorio con un amigo. Un anciano quiere matarnos. Echamos a correr por las calles del centro. El viejo loco, a tres cuadras de distancia, nos arroja jeringas mientras nos persigue. Entonces, nos elevamos diez metros del suelo y comenzamos a volar como aves. Vemos en las calles toda esa mendicidad, esa pobreza, esa inseguridad y un sinnúmero de cosas a las que les temo. Después de mucho huir, volvemos al lugar de partida. Somos ahora un par de muchachas con faldas negras. Somos hermanas. Nuestra madre nos obliga a entrar y ver al muerto. El difunto en cuestión, es el mismo anciano que nos persigue.
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Por la demora de nuestro director para organizar sus papeles antes de nuestra presentación, la gente se aburre y se va del lugar.
Al fin y cuando todo está listo, damos un buen concierto al público más atento y silencioso que jamás hayamos tenido: doscientas sillas vacías.
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Estamos observando la cara de un payaso. Comienza primero abriendo los ojos pero apenas empieza a sonreír, siento un escalofrío que me hiela la sangre. Su risa ahora es una horrenda carcajada vigorosa, que hace que se muevan mis cobijas mientras duermo como si en mi habitación hubiera una fuerte corriente de aire.
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Siento terror frente al hombre que quiere disparar contra mí y contra otros que están tirados conmigo en el suelo, entonces aprieto los dientes y cierro los ojos. El hombre acciona el gatillo pero no ocurre nada. Abro los ojos y veo que todos se están yendo a sus casas.
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Veo a un sicario cargando a su bebé. El bebé es realmente feo, pero me siento obligado a admirar falsamente a la criatura por miedo físico al asesino.

Julio

Llego al lugar donde pasé mis mejores días de infancia. Todo es realmente diferente ahora. Puede existir la posibilidad de que no sea el lugar correcto. En lugar de la casa, encuentro una gran extensión de tierra y dos ríos enormes y lodosos que la rodean. A los dos lados de los ríos hay dos enormes precipicios, pero el agua sigue su curso sin desbordarse.
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Dicen que mi amigo se ha sanado de su locura. Lo veo, pero su mirada amenazante y sus gestos innecesarios me hacen pensar lo contrario.

Agosto

Un celador me muestra un pequeño león que le cabe en la palma de la mano. Dice que cuando lo arroja duro contra el suelo a manera de trompo, se convierte en un fiero león de tamaño real. Quiere intentarlo para demostrármelo pero le pido que no lo haga por miedo a que lastime al animalito.

Septiembre

Pegado al techo espero la llegada del tornado que arranca la casa conmigo adentro.
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Dos mujeres tocando música clásica. Una de ellas toca un piano hecho con piezas de dominó. La otra,algo que suena como un violín pero que parece una flauta de boca ancha por donde mete la cabeza mientras toca.
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Al entrar al baño me encuentro que es un cuarto subterráneo lleno de joyas y cosas que pertenecieron a reyes antiguos.

Diciembre

Encuentro en las escaleras un escarabajo negro y alargado que al soplarlo por el ano suena como una gaita escocesa.
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Al despertar, percibo con horror y muy cerca a mi oído, la respiración de mi tarántula que me observa desde un costado de la cama.

Enero

Mientras toco mi violín, me como el puente como si fuera de galleta.
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Dos escurridizas ratas me miran. Una de ellas tiene una cruz en el ojo izquierdo que brilla con intensidad.
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Con sólo presionar un botón hago que los movimientos de la gente se aceleren de forma increíble.
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Abrazados María y yo, en el suelo, entre ruinas. Y por alguna razón siento que somos soldados del ejército alemán. Aun así los rusos perdonan nuestras vidas.
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Mis propios dientes me quieren asesinar, se caen todos y vuelven a crecer para seguir cayéndose llenando mi boca y mi garganta a gran velocidad.

Febrero

Mientras busco partituras en un montón de periódicos, leo una noticia de unos periodistas que quieren ser devorados por un cocodrilo para saber qué se siente en carne propia.
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Encuentro a mi profesor de violín vendiendo arepas de queso. Me cuenta que mientras duerme, una bruja le hecha tierra y nieve en la barba (sin tenerla). Luego me da una arepa y la pone directamente en mi mano pero en vez de queso, trae espagueti.
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De nuevo, la única forma de escapar, es volando. Lentamente me elevo por entre valles, lagunas y paisajes espléndidos, casi épicos, hasta conquistar enormes montañas que se yerguen más allá de las nubes donde el vértigo aumenta cuanto más asciendo

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3 comentarios:

  1. Me gustan esos sueños, algunos son similares a los que he vivido. Interesante.
    Buena manera de escribir.
    Tenía que ser el hijo de Pedro, no suelo decirlo, pero en este caso aplicó: "de tal palo, tal astilla". Buenísimo.

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  2. Gracias, Yissel. La astilla soy yo ahora...Él es el árbol que empieza a dar su fruto. Un abrazo.

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  3. Jeje, tú eres el gran árbol porque qué sería de muchos de nosotros sin esos consejitos, sin el tiempo dedicado, tú eres un gran maestro, mucho más para tu hijo.
    XD

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