lunes, 16 de marzo de 2009

Diario

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Lectura sinestésica, sí. Lectura con todos los sentidos abiertos. Lectura hiperestesiada y solitaria a contracorriente de una época donde la palabra se atomiza, se hunde irremediable, fracturada, en la fisura que lo tragará todo.Lectura hipertextual, donde somos también parte del texto, del gran texto universal, del mundo como libro, de la memoria colectiva, de la milenaria herencia de la lengua y las obras de tantos maestros, del arte, la música, el conocimiento y el pensar de todos los hombres que de alguna manera "también fuimos" y están presentes aún en nuestra sangre, nuestras células. Y ese lector, último de su especie: quizá seamos todavía, estos vagos fantasmas en mitad de la noche merodeando el derruido castillo del lenguaje, repitiendo antiguos ululares, chirriando encadenados a oxidados versos, sacudiendo el polvo de amarillentas páginas...¿Volverá la aurora, nos sorprenderá acaso, un nuevo sol de exterminio? ¿Quién abrirá otra vez las puertas al mundo?

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